No recuerdo para nada de dónde saqué la receta (si algún bloguero o bloguera o autor de libro de recetas se ofende, por favor me lo dice y citaré la fuente). En cambio, sí sé por qué me decidí a hacerlos de nuevo: este mes de mayo pasé una semanita en Sicilia, y me quedé con síndrome de abstinencia agudo grave...
Resulta que son menos difíciles de hacer que lo que parece. Lo único malo es que hay que rellenarlos poco antes de servirlos, si no, el canutillo en lugar de crujiente se pone blandengue.
Al grano.
Ingredientes
Masa:
180 g de harina
2 cucharaditas de azúcar
2 cucharaditas de cacao amargo
2 cucharaditas de mantequilla blanda
8 cucharadas soperas de vino blanco (o agua)
1/4 de clara de huevo (para pegar la masa)
Relleno:
700 g de ricotta (queso fresco o requesón italiano) bien escurrida en un colador
6 cucharadas soperas de azúcar glas
60 g de chocolate oscruro rallado grueso
3 cucharadas soperas de naranja confitada cortada en cubitos pequeñitos
Azúcar glas y canela para espolvorear, si se quiere
Material necesario:
Tubos para cannoli (bueno, trozos de tubo metálico -de acero inoxidable preferentemente, de 2 cm de diámetro exterior y 12,5 cm de longitud)
También viene bien, pero no es imprescindible, una máquina italiana para estirar la masa
Preparación
Para la masa, se mezclan todos los ingredientes y se amasa bien (a mano) 2-3 minutos hasta obtener una masa bien lisa (consistencia similar a la masa de pan). Si es necesario se añade un poco más de líquido o de harina. Se envuelve la masa en plástico y se deja descansar 30 minutos (ES IMPORTANTE). Durante este tiempo se prepara el relleno (ver más abajo).
Ahora se estira la masa bien fina, sobre una mesa LIGERAMENTE espolvoreada con harina, ya sea con el rodillo de amasar o con la máquina italiana. Entonces se cortan cuadrados de 8 cm de lado.
La preparación del relleno no es muy complicada. Se mezcla todo y ya está.
La ricotta escurriéndose en un colador.
La naranja confitada y el chocolate rallado.
Se unta con aceite el exterior de los tubos para cannoli, y se envuelve cada tubo con un cuadrado de masa colocado en diagonal, pegando el extremo con clara de huevo (se mojar el dedo índice en la clara de huevo y se pega el extremo de la masa).
Y bueno, ahora tenemos que poner bastante aceite en una sartén (de maíz, girasol o cacahuete), como unos 2-3 cm de profundidad, y calentarlo pero no demasiado. Vamos echando los tubitos envueltos en la masa, de 3 en 3 por ejemplo, y los movemos con un tenedor y una espátula hasta que se llenan bien de ampollas y están doraditos.
Entonces los vamos escurriendo bien en papel de cocina, y con cuidado de no quemarnos y con la ayuda de más papel de cocina les retiramos los tubitos (para poderlos reutilizar: yo tengo 5 tubitos, y me salieron 34 cannoli con esta cantidad).
Cuando se van a servir, se van rellenando bien, con la manga de repostería o con una cucharita realmente pequeñita. Se espolvorean con azúcar glas y canela (optativo), y ¡se abre la veda!
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