Tenía que hacer un postre rico, fresco y no muy complicado. Y en lo posible, ligero. Por eso del calor. Así que decidí veranizar mi receta clásica de tiramisù, sustituyendo el café y el amaretto por zumo de naranja y Cointreau, y el cacao por fresas (las ricas fresas de Wépion, en este caso). Por supuesto que en cuanto al sustrato fundamental del tiramisù, no admito compromisos, siempre es verdadero mascarpone.
Eccolo quà:
500 g de mascarpone
4 yemas de huevo
3 claras de huevo (a temperatura ambiente)
100 g de azúcar glas
20 ml de Cointreau o Grand Marnier
200 g de bizcochos (savoiardi)
Para remojar
Ralladura de 2 naranjas y zumo de 3-4 (unos 300 ml)
1 cucharada de azúcar si el zumo es ácido
3 cucharadas de Cointreau o Grand Marnier
200 g de fresas
Empezamos por limpiar y cortar las fresas.
Después batimos las claras a punto de nieve.
Después mezclamos en un cuenco, con un tenedor, el mascarpone, las yemas, el azúcar glas, el Cointreau (las 3 cucharadas) y la ralladura de 1 naranja.
Les incorporamos con suavidad las claras batidas.
Mezclamos en un cuenco el zumo de naranja y la ralladura restante, 1 cucharada de Cointreau y si se quiere, 1 cucharada de azúcar.
En esta preparación remojamos los bizcochos rápidamente y los vamos poniendo en el fondo de un molde. Cubrimos con una capa de la crema de mascarpone y otra de fresas. Después repetimos otra vez estas tres capas, y a la nevera.
Misión cumplida: rico, fresco, fácil. ¡Ideal!
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