Una amiga y ex compañera de trabajo portuguesa me dio esta deliciosa receta, que en su casa (como ocurre en la mía con esta otra receta) es la que preside todos los cumpleaños familiares. El otro día la hice y fue un gran éxito de público. Entre tanto, descubrí que es una receta muy similar a la que en Italia se conoce como torta caprese (es decir, de Capri): una exquisitez de chocolate y almendras, en este caso con un toque de café que intensifica el sabor del chocolate. Vamos allá.
250 g de chocolate bien negro de excelente calidad (yo uso Côte d'Or), troceado
un chorro de leche (un chorro: ¿qué es un chorro? ¿qué es la vida? un frenesí)
250 g de mantequilla a temperatura ambiente
200 g de azúcar (yo puse 180 g)
150-200 g de almendras molidas (obviamente puse 175 g)
6 huevos
3 cucharadas soperas de harina (75 g)
1 cucharadita de café... de café (yo puse Nescafé)
En el microondas, o en una sartén antiadherente o un cazo, sobre fuego muy suave, fundir el chocolate con un chorro de leche y el café. Esto es delicado: no tiene que calentarse demasiado, apenas calentar la leche e ir mezclando; antes de que se funda el chocolate, la leche estará caliente, y entonces retiraremos del fuego y seguiremos revolviendo hasta que se funda. Si nos pasamos, se vuelve granuloso. Yo le añadí un poco de la mantequilla, como un quinto.
Después batimos por separado las claras de huevo a punto de nieve firme con un poco del azúcar, por una parte, y por otra, las yemas con el resto del azúcar y el resto de la mantequilla hasta obtener una preparación cremosa y ligera. Añadimos el chocolate fundido y batimos un momento más.
Mezclamos las almendras molidas con la harina y las incorporamos al batido de las yemas con una espátula de goma, mezclando con movimiento envolvente.
Por último, con la misma espátula y la misma actitud indolente y el mismo movimiento envolvente, mezclamos suavemente con las claras batidas. Esta suavidad y elegancia de movimientos tiene por objeto incorporar al conjunto del batido el aire contenido en las claras de huevo, ya que el bizcocho no lleva levadura y esto será lo único que lo aligere.
Ponemos al horno en un molde de 24 cm untado con mantequilla y espolvoreado con harina (o pulverizado con un spray antiadherente), primero a 160ºC y a mitad de cocción subimos a 180ºC, durante 45-50 minutos. Dejamos enfriar sobre una rejilla o sobre un cuenco invertido para que el aire circule con más facilidad, y una vez desmoldado se obtiene esto:
¿Qué más puedo añadir? Se puede servir como la comimos nosotros, con nata montada y frambuesas, o simplemente espolvoreada con azúcar glas/impalpable, sin más o con veleidades decorativas como en esta receta.
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