Hace unos días estuve en Ivrea (provincia de Turín) para ver su famoso Carnaval. Por supuesto, no pude resistirme y compré un nuevo libro de recetas de Claudio Sadler -chef del restaurante homónimo de Milán-, titulado "Menù per quattro stagioni". Y por supuesto, a los pocos días de volver a Bruselas lo estrené con estos deliciosos y originales ravioles de berenjena.
Como estaban buenísimos, apunto la receta para tenerla localizada. El señor Sadler púdicamente dice que su receta es para 10 personas, pero yo diría que con estas cantidades no comen de ninguna manera más de 7 personas no muy hambrientas. El que avisa no es traidor. En Italia la pasta se considera un primer plato, en mi casa es EL plato, y la gente suele pedir más.
Ingredientes:
500 gr de pasta casera (como ya expliqué la preparación de la pasta en esta otra receta, solo diré que los ingredientes para la pasta son 4 huevos y 400 g de harina para unas 8 personas)
2 berenjenas redondeadas violetas (diría que unos 500 g)
400 g de mozzarella de búfala
1 kg de tomates frescos maduros y con sabor
2 manojos de albahaca fresca
100 g de queso Grana Padano o parmesano rallado
60 g de perejil picado
1 diente de ajo
aceite de oliva de buena calidad y sabroso (la receta dice 200 g, a mí me pareció muchísimo y por lo tanto puse menos)
sal y pimienta (y una pizquita de azúcar si el tomate es muy ácido)
Se pelan las berenjenas, se cortan en rebanadas de 1/2 cm de espesor y se cuecen en sartén antiadherente con un chorrito escaso de aceite. Una vez cocidas por los dos lados se pican a cuchillo. No tiene que quedar un puré.
Se corta en cubitos pequeños la mozzarella bien escurrida y secada con un paño. Se puede usar la más sequita que se vende para pizza.
Se mezclan bien las berenjenas con la mozzarella, el perejil y parte de la albahaca picados y el queso rallado.
Se estira la pasta con la máquina ad hoc dejándola bastante fina.
Con una cucharita se van formando montoncitos de relleno sobre la pasta, dejando un poco de espacio entre ellos. Se recubre con otra hoja de pasta estirada y se aprieta con los dedos alrededor de cada montoncito para que se pegue. A continuación se cortan los ravioles con un cortapasta específico o con la ruedita de la pizza, una ruedita para cortar ravioles, un cuchillo afilado o el instrumental del que se disponga.
Pelar los tomates y quitar las pepitas. Cortarlos en gajos. En una sartén sofreír en aceite de oliva buenísimo 2 dientes de ajo enteros y añadir los tomates. Salpimentar y rehogar brevemente. Retirar los dientes de ajo. Esta es la salsa.
Cocer los ravioles en abundante agua hirviendo con sal, hasta que estén al dente pero no crudos (a mí me tardaron unos 6 minutos, pero depende del tipo de harina y lo gruesa o fina que sea la pasta).
Escurrirlos, rociar con la salsa con una cuchara y espolvorear con albahaca picada.
¡A comer!
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