Esta es seguramente una de mis "magdalenas del tiempo perdido" (o recobrado). Cuando era chica, en mi lejana casa de Buenos Aires, la que guarda la mayor parte de mis recuerdos, había un ciruelo que daba estas maravillosas ciruelas, rojas por fuera y por dentro, pura pasión de sabor y color. Una o dos veces en esa vida (la segunda de mis vidas) hice mermelada con ellas: era sublime. Nunca más, hasta hace 2 semanas, había vuelto a tener en mis manos esa delicia de ciruelas. Cuando las vi como una rareza en el mercadillo semanal de mi barrio de Bruselas, no me pude resistir. Eso sí, me rendí a la alta tecnología alemana y preparé el dulce con la Thermomix. Salió como en mi recuerdo, desafiando al olvido y venciendo la insidiosa tendencia que tenemos a embellecer los recuerdos del pasado.
La hice así (teniendo en cuenta que la mitad de las ciruelas las devoramos crudas) y me salió un frasco y medio, pero la receta era para el doble de cantidad:
1/2 kg de ciruelas remolacha (el color dice por sí mismo por qué se llaman así)
300 g de azúcar
jugo de 1/2 limón
Se lavan las ciruelas y se les quita la semilla. Sobreentendido: si se hace en la Thermomix no hace falta quitar la piel.
Se ponen todos los ingredientes en la Thermomix. Se tritura 5 segundos a velocidad 5.
Se pone temperatura 100ºC y se deja cocer 45 minutos con velocidad 2, después se pone temperatura Varoma y se cuece 5 minutos más a velocidad 3.
Después la envasé en frascos recuperados de otras mermeladas, que previamente lavé bien y herví en agua abundante 15 minutos. Después de rellenarlos y taparlos bien los herví otros 15 minutos. De esta forma se conservan varios meses, especialmente si se ponen en la nevera una vez abiertos. Listo. Volví a tener 14 años.
Aquí va una foto de dos mermeladas de ciruelas diferentes, esta de ciruelas remolacha y otra de ciruelas rojas por fuera y amarillas por dentro:
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